Cómo llegué aqui, mi historia
Durante mi infancia y juventud, fui profundamente inseguro sobre mucho de lo que hacía. Cargué con una sensación de incertidumbre que flotaba sobre mí. Sentía que mis acciones genuinas podían alejar a las personas que más quería y terminaría solo. Hubo muchos momentos en los que no me sentía cómodo siendo yo, en mi propia piel.
Aun así, crecer fue una experiencia hermosa. Los recuerdos que tengo son pura dicha. No me faltó nada: tuve el privilegio de tener padres amorosos y un hermano menor maravilloso.
Siempre fui una persona tierna, un mediador por naturaleza. Amaba jugar, reír y hacer deporte. Detestaba la confrontación y buscaba resolver los conflictos de la infancia. A menos que me presionaran demasiado o me agredieran.
Cuando eso pasaba, liberaba todas mis emociones a través de la agresión física hacia quien se había atrevido.
Era mi forma de lidiar con emociones intensas. Nadie me enseñó a lidiar con ellas. Ni la escuela, ni mis padres. Como nos pasa a muchos, nunca aprendí a manejar aspectos esenciales de mí mismo, como mis pensamientos y emociones.
Estaba completamente indefenso ante mi mundo interior.
La única "ayuda" que conocía era hablar con una autoridad como Dios. Pero el Dios sobre el que me enseñaron era una figura superior, externa, con todo el poder que yo no tenía, propenso al juicio y a la ira. Y cuando realmente lo necesitaba, no estaba. Entonces cuál era el punto? Me daba una pequeña esperanza en un poder mayor, pero no me ayudaba a entender lo que pasaba dentro de mí.
A los 27 años desarrollé un estado mental crónicamente negativo, causado por diálogos internos y emociones que no podía controlar ni evitar.
Me aplastó. No disfrutaba nada de la vida. Estaba demasiado consciente de esos pensamientos negativos y emociones todo el tiempo. No podía escapar.
Era una rueda que no dejaba de girar y yo no sabía ni podía detenerla.
Sentía miedo, y me sentía totalmente indefenso ante lo que percibía como un ataque diario a mi vida.
Pensé en el suicidio porque no podía imaginarme vivir así el resto de mi vida. Fue una etapa muy oscura.
Solo encontraba algo de calma cuando dormía o hacía deporte.
El resto del día era un diálogo mental sin fin que no tenía sentido, acompañado de emociones intensas. Vivía un infierno personal.
Y al mismo tiempo, podía recordar claramente cómo era mi vida antes de que todo eso empezara.
Recordaba la paz que sentía en mi silencio, y las cosas increíbles que había vivido. Sabía que había sido diferente, y pensé: si alguna vez estuve bien, debe haber una forma de volver ahí. Solo que no tenía idea de cómo.
Empecé a consultar a otras personas. Fui a una medium que me dijo que era un espíritu el que jugaba con mi mente.
Fui a sanadores energéticos, y aunque aliviaban mi dolor temporalmente, el efecto era pasajero.
Me leyeron las cartas, las runas, el horóscopo. Todo era externo, vago y temporal.
Y algo dentro de mí se resistía a entregar mi poder de sanación a cosas fuera de mí.
Con los años, la ansiedad se hizo crónica y mi esperanza fue desvaneciéndose. Nunca me diagnosticaron formalmente porque tenía miedo de que me consideraran loco si iba a un psicólogo.
Así de mal estaba.
En ese tiempo, tenía una relación de pareja estable, pero yo no estaba presente. Hacía lo que podía, pero cómo iba a estar allí para alguien si por dentro me sentía tan roto?
No tenía amor para dar. Mi ánimo era cortante con quienes más quería. La persona alegre que había sido ya no estaba.
Hasta que un día, el dolor fue tan fuerte que algo dentro de mí, como un rayo de luz, metafóricamente hablando, me susurró que debía enfocarme en mí mismo. Y que tenía que hacerlo solo. Fue una epifanía.
Tomé acción. En un acto de fuerza y determinación casi sobrehumana, y con el apoyo de mi círculo más cercano, decidí dejar la relación.
Fue durísimo. Pero al hacerlo, una carga se levantó de mis hombros.
Ya no tenía que estar allí para alguien más mientras me sentía perdido por dentro y sin poder estar para mí.
Una parte de mí por fin pudo estar en silencio estando solo.
Fui construyendo coraje. Fui al psicólogo. Me dijo que tenía ansiedad crónica, pero que era una condición común. "Una gran parte de las personas viven así", me dijo.
Me aliviaba que fuera algo común, pero me aterraba imaginarme viviendo así el para siempre.
Y entonces, el coraje en mí despertó y dije: "A la mierda. No voy a vivir así el resto de mi vida. Cueste lo que cueste."
Y al hacer esa declaración, sentí un click dentro de mi.
Poco tiempo después, alguien me habló de algo llamado meditación.
Recordé que, diez años antes, mi papá había intentado enseñármelo, pero lo rechacé.
Esta vez, la meditación fue mi salvación. La recibí con los brazos abiertos. Era lo único que me ofrecía recuperar el control de mi mundo interno de una forma natural, poderosa y responsable.
A diferencia de otras herramientas externas, la meditación se sentía alcanzable, real, interna. Algo que yo podía desarrollar desde mí.
En esa época era muy underground, algo de hippies y monjes. Pero algunos monjes estaban creando una app, y empecé a usarla.
Tenía miedo. Mucho. Porque implicaba estar a solas conmigo, con mis "pensamientos y emociones locas".
Pero empecé: 10 minutos cada mañana. Y día tras día, mi narrativa interna comenzó a transformarse.
El simple acto de dejar pasar pensamientos y emociones cambió mi vida para siempre.
En 8 meses, los pensamientos repetitivos desaparecieron, la ansiedad era casi inexistente, y me sentía yo otra vez. Estaba más alegre, más tranquilo, con ganas de vivir al máximo.
Y ese fue solo el comienzo de un viaje que no ha hecho más que profundizar.
Durante los últimos 10 años, he aprendido sabiduría, herramientas y técnicas valiosísimas de grandes maestros y a través de mi propia experiencia y estudio.
He dedicado mi vida a aplicar ese conocimiento en mi día a día, integrándolo en la vida diaria.
Una vez que estabilicé mi mente y emociones, fui más profundo. Empecé a sanar heridas emocionales, a observar e integrar mi sombra, a transformar mi forma de comunicarme, y a suavizar mi hostilidad interna. Me abrí a la alegría, a la gratitud, comencé a escuchar mi intuición, sané un dolor crónico de espalda, y lo más hermoso, me alineé con la vida y conocí a la mujer de mis sueños, con quien hoy estoy casado.
Antes de enseñar todo esto a otros, tuve una larga carrera en el mundo corporativo y como emprendedor, en sectores como banca de inversión, tecnología, marketing digital, e-commerce y videojuegos.
Sé lo que es tener que rendir al más alto nivel durante años.
Sé lo que es liderar equipos, manejar ventas, inversionistas, producto, clientes y cofundadores, sintiendo la presión constante.
He estado ahí. Lo viví.
Lo que enseño en mis programas no es algo únicamente teórico. Está probado en el campo de batalla de la vida. Contiene práctica real. Funciona en cualquier contexto de nuestras vidas.
Te coloca en un estado mental y emocional privilegiado. Te da claridad para liderar, te permite relacionarte desde tu verdad, mantenerte en tu centro, y avanzar hacia tus metas con una paz interior extraordinaria.
Todo lo que enseño es tangible. Se entiende. Se aplica.
Es conocimiento que he vivido, aplicado, y cuyos resultados he visto en mí mismo. Y en muchas otras personas que han confiado en mi trabajo.
No enseño nada que no haya probado. Jamás.
Es una mezcla de sabiduría antigua (yoga, zen, budismo, misticismo occidental), con ciencia moderna aplicada al desarrollo humano.
Todo eso se fusiona en un poderoso sistema de pensamiento que transforma progresivamente tu salud mental y emocional, y la forma en que vives tu día a día.
Transforma tus decisiones, alinea tu vida con tus verdaderas intenciones, sana heridas y traumas, calma tu sistema nervioso, y crea un estado de equilibrio que te permite disfrutar tu vida, amar, prosperar y crear abundancia duradera.
Este sistema lo puedes aplicar en cualquier etapa de tu vida. Para siempre.
Te conecta con un poder más grande dentro de ti. Que eres tú. Y que está en todo.
Te da herramientas reales para proteger tu paz, sanar tus traumas, conectar con tu poder, activar tu creatividad, sanar tu niño interior, integrar tu sombra, desarrollar tu intuición, encontrar amor dentro de ti, manifestar con intención, concentrarte, superar la depresión y ansiedad, reconstruir tu vida y reclamar tu poder.
Porque yo mismo apliqué (y sigo aplicando) todo lo que enseño, mi vida ha dado giros impresionantes en muy poco tiempo.
Cuando empecé, la ansiedad y la depresión desaparecieron en 8 meses. Y eso que no tenía ni la mitad de lo que hoy te puedo enseñar.
Solo tenía meditación, mis preguntas internas, y una voluntad inmensa de vivir mejor.
Era como andar a ciegas en la oscuridad, sin señales, sin mapa, guiado solo por mi intuición. Tú no tienes por qué hacerlo así.
Si yo pude hacer todo eso sin guía, sin saber por dónde empezar ni cómo integrar todo lo que aprendía, armando mi propio sistema a partir de piezas sueltas...
Tú puedes lograr lo que te propongas con un sistema que ha sido diseñado para entenderse, aprenderse y aplicarse por cualquier persona que quiera transformar su vida de manera consciente.